viernes, 2 de octubre de 2015

XXVII del Tiempo Ordinario – Ciclo B Domingo 4 de Octubre de 2015

Odres Nuevos Evangelio 4 de octubre 2015 color

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús para ponerlo a prueba:
–¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?
Él les replicó:
–¿Qué os ha mandado Moisés?
Contestaron:
–Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer un acta de repudio.
Jesús les dijo:
–Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:
–Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Le presentaron unos niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
–Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor

El Domingo del Amor
Jesús de Nazaret, como siempre, nos habla de Amor. Y hoy se refiere al amor de la pareja, al matrimonio entre hombre y mujer, que proclama indisoluble. También se refiere a los niños, dentro de esa escena tan querida del evangelio cuando expresa “dejad que los niños de acerquen a mi…” Y nos pide que la infancia espiritual llene nuestras vidas. Es un domingo –el primero de octubre—para meditar con las escrituras propuestas y dar forma de amor y perfección a nuestras vidas. 

PARA SIEMPRE, SEÑOR

Aunque me digan que es imposible… para siempre, Señor
Aunque me digan necio… para siempre, Señor
Aunque me confundan… para siempre, Señor
Aunque sobrecojan las dudas… para siempre, Señor
Aunque pensé en otra cosa… para siempre, Señor
Aunque me cueste amar… para siempre, Señor
Aunque lo vea difícil… para siempre, Señor
Aunque se oscurezca el horizonte… para siempre, Señor
Aunque no encuentre lo que busque… para siempre, Señor
 Sí, amigo y Señor;
Haz que, mi amor, sea ¡para siempre!









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